1965/12/05 > Deportes e himnos irlandeses

1965/12/05 > Deportes e himnos irlandeses

Faro de Vigo, 05/12/1965.

Estuve esperando con gran interés, que no obedecía solamente a motivos deportivos, la iniciación del último partido entre las selecciones de Irlanda y España en París. Mi adicional curiosidad obedecía a una circunstancia algo sorprendente, relacionada con el partido de Sevilla. En las ceremonias iniciales de dicho encuentro la Banda Municipal de la ciudad andaluza, en vez de tocar el himno nacional de Eire -que es relativamente reciente consecuencia de las luchas liberadoras de hace más o menos medio siglo-, hizo oír una más antigua y bella, pero desde luego menos adecuada música en honor de los jugadores célticos. Se trata de una hermosa melodía tradicional irlandesa, a la cual puso no menos bella letra el poeta Thomas Moore que se titulaba “La última rosa del verano”, y de la que, por cierto9 se apropió Flotow para convertirse en una de las arias salientes de su ópera “Martha”. Mas, por admirable que fuese la melodía, no resultaba, ciertamente, indicaba para la ocasión, pues si bien sus sonidos despertarían un eco sentimental en los corazones de los jugadores irlandeses, su letra era más bien desanimadora y poco apta para despertar el anhelo de victoria. Para empezar, decía así: “Esta última rosa del verano, ha quedado floreciendo solitaria; y todas sus hermosas compañeras, han desaparecido, marchitadas…”

Una señora de nacimiento irlandés, casada con un español y residente en Sevilla, se ha dirigido en carta al director de un periódico mostrándose bastante indignada por lo que juzgó como un desprecio hacia su país nativo. Yo creo que en cierto modo tiene razón, pero tal vez no del todo…

Como he dicho, y por este motivo yo esperaba con cierta curiosidad a ver qué música irlandesa se tocaba en el estadio parisino -no del todo seguro acerca de todo ello, ya que los franceses no siempre acuestan en cuanto a su información sobre países ajenos al suyo-. Las exigencias técnicas, o tal vez las publicitarias de la televisión, me impidieron satisfacer mi curiosidad. Cuando tuvimos nuestra primera visión del encuentro ya habían transcurridos algunos minutos desde su iniciación… Pero aun sin contar con estos datos, quisiera añadir algunos comentarios a este extraño incidente sevillano. En primer lugar, la Banda andaluza no anduvo del todo desacertada, por lo menos en la categoría, clase de canción que escogió. Porque “La última rosa del verano” figura entre las “Melodías Irlandesas” de Thomas Moore, que al lado de baladas sentimentales, emocionadas y románticas exaltaciones líricas, en su mayor parte de las bellezas y valores de Irlanda, contenían algunas que durante un siglo cumpliendo la misión de verdaderos himnos nacionales de un país oprimido. O sea, el papel de mantener vivo el inmortal anhelo de libertad nacional. Canciones, también, casi siempre mucho más bellas que los himnos nacionales oficiales entre los cuales pocos destacan por el mérito de su letra o de su música, aunque sus sentimientos patrióticos merezcan toda consideración… (Recordemos que uno de los más emocionantes y que ha trascendido las fronteras de su origen es el “Auld Lang Syne” de Escocia, y de Robert Burns).

Thomas Moore además de poeta irlandés, fue en las primeras décadas del siglo XIX un favorito de la sociedad aristocrática e intelectual de Londres por su inteligencia y bondad y la generosidad de su carácter. Es verdad que no pasó de ser considerado como un “poeta menor”, lo cual ya no el poco cuando se coincide con la época de los “grandes” del romanticismo inglés. Más aunque así fuese su inmortalidad está asegurada precisamente por aquellas “Melodías Irlandesas”, casi todas ellas asociadas a tradicionales músicas de su patria que mantuvieron vivo durante el transcurso de un siglo, fuese por su sentimentalismo romántico o porque tras su manifestación material traslucían inextinguibles anhelos de liberación nacional necesariamente disfrazados durante épocas adversas, el espíritu de independencia de una nación.

Entre las melodías de Moore marcadamente patrióticas, habría de señalarse “El Arpa de Tara”, pero sobre todo “The Minstrel Boy”, que desde su aparición hace siglo y medio, hasta que lo sustituyó oficialmente un himno oficial no hace más de cincuenta años desempeñó el papel auténtico de canción nacional irlandesa. Por lo tanto como he dicho la Banda de Sevilla no anduvo del todo desacertada. Escogió bien los autores -Thomas Moore en poesía y la tradición irlandesa en música -, pero no dio con el número adecuado…

No puedo, lamentándolo mucho, trasladar a estas columnas la música de la ancestral Eire, pero si, y manteniendo la misma forma para que fuese posible cantaría en gallego como en inglés, la poesía de Thomas Moore. Seria agradable que en alguna futura y grata visita de gentes de Eire a un “Festival del Mundo Céltico”, un coro de esta tierra hermana los acogiera con la entonación en gallego o inglés de esta bella canción. Por se para algo sirve ahí queda mi modesta versión de “The Minstrel Boy”:

O mozo trovador

Pra a guerra fóise o mozo trovador
Que nas fías da morte xa se atopa
Cinguíu do pai a espada e pendurou
a sua arpa indómita nas costas
e dixo, “¡Ouh ti, terra do cantar!,
si todos te atraicióan
hai unha espada para te garda,
e unha fidel arpa que te louva”
Caéu o mozo mais hostil grillón
Non venceu a alma sus orgulosa
A arpa amada nunca máis falou
Pois rachou as suas cordas todas.
E “¡Os ferros “, dixo, “non te han lixar,
De heróis e amantes alma!
Nacéu pra os puros, ceibes, teu cantar,
Nunca, nunca has soar escrava…”

Thomas Moore.

P. R. Castro.